Profesor Juan Felipe Espinosa analiza impacto fiscal tras la salida de Enjoy del Casino Municipal de Viña del Mar

El académico de la Universidad Técnica Federico Santa María, advierte sobre la vulnerabilidad fiscal del municipio viñamarino tras la salida de Enjoy del Casino y llama a repensar el modelo de financiamiento local y las concesiones públicas desde una mirada estratégica y sostenible.

En una nota publicada el pasado 21 de agosto por El Mercurio de Valparaíso respecto a la reciente decisión de la empresa Enjoy de renunciar a la operación del Casino Municipal de Viña del Mar, el profesor Juan Felipe Espinosa Cristia, del Departamento de Ingeniería Comercial de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), expresó en el medio un análisis detallado sobre los efectos que esta decisión puede tener para la Municipalidad de Viña del Mar y el modelo de financiamiento municipal en general.

Desde una perspectiva académica, el profesor explicó que la decisión de Enjoy revela una profunda vulnerabilidad fiscal en el modelo de financiamiento local. “La alta dependencia del presupuesto de la ciudad de los ingresos variables generados por el impuesto al juego es un claro ejemplo de riesgo financiero”, advirtió.

En ese sentido, Espinosa subrayó que esta situación ofrece una lección clave para la gestión pública local: “la diversificación de las fuentes de ingresos es crucial para garantizar la estabilidad y evitar que la interrupción de un solo flujo, como el del casino, ponga en jaque la provisión de servicios y la ejecución de proyectos para la comunidad”.

Asimismo, el académico apuntó al marco regulatorio vigente, cuestionando si la actual estructura legal —específicamente la Ley N° 19.995, que rige las concesiones de casinos— está adecuadamente diseñada para garantizar tanto los beneficios para las comunas como la viabilidad económica del operador. A su juicio, el caso Enjoy sugiere una posible desconexión entre las exigencias económicas impuestas y la sostenibilidad real del negocio.

“Las altas ofertas económicas garantizadas, sumadas a las inversiones obligatorias y un mercado cambiante, pueden crear condiciones insostenibles. Esto plantea un dilema académico sobre cómo diseñar contratos de concesión que equilibren la maximización de la renta para el sector público con la sostenibilidad a largo plazo para el operador privado”, sostuvo.

Consecuencias Socioeconómicas

Más allá del impacto financiero directo para el municipio, Espinosa hizo hincapié en las consecuencias socioeconómicas de esta renuncia. La operación del casino, dijo, no solo genera ingresos fiscales, sino que constituye una fuente vital de empleo directo e indirecto, dinamizando sectores claves como la hotelería, la gastronomía y los servicios turísticos. “La molestia ciudadana no se limita a la pérdida de recaudación, sino a la incertidumbre sobre el futuro de este ecosistema económico que depende del casino como una de sus anclas principales”, precisó.

En conclusión, el académico reafirmó que la salida de Enjoy debe ser interpretada “como un caso de estudio y una advertencia”. A su juicio, el desafío tanto académico como práctico es avanzar hacia un nuevo proceso de licitación que aprenda de esta experiencia y que impulse un modelo más resiliente, adaptable y sostenible.

“Debemos repensar el rol estratégico del casino, viéndolo no solo como una fuente de ingresos, sino como un socio en el desarrollo de la ciudad. Esto implica diseñar relaciones más equilibradas y beneficiosas entre el municipio, la comunidad y el futuro operador del casino”, concluyó Espinosa.