La importancia de decir que no

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La importancia de decir que no

El artículo “Why four scientists spent a year saying no” publicado en Nature explica la importancia de aprender a decir “no” en el mundo académico ¡y cómo cuatro científicos lo pusieron en práctica durante un año entero!.

Los investigadores, en general, estamos abrumados por las crecientes demandas a nuestro tiempo y energía. En ello, en este experimento, los investigadores decidieron rechazar cualquier solicitud que no se alineara con sus prioridades de investigación y bienestar.

Durante el año del experimento, los investigadores obtuvieron varios beneficios:

1) Mayor productividad: Al liberarse de compromisos secundarios, pudieron enfocarse en proyectos de investigación cruciales.

2) Mejora del bienestar: Al establecer límites claros, redujeron el estrés y mejoraron su equilibrio entre vida personal y laboral.

3) Mayor claridad en sus objetivos: Decir “no” les obligó a reflexionar sobre sus verdaderas prioridades y alinear sus acciones con ellas.

Como consecuencia, si bien decir “no” puede ser difícil al principio, especialmente en un entorno donde se valora la colaboración y la disponibilidad, a largo plazo, el artículo señala, resulta esencial para proteger el tiempo, la energía y la salud mental de los investigadores.

Como aspecto práctico del trabajo realizado, los autores diseñaron cinco preguntas, mismas que fueron clave y que los científicos usaron para decidir estratégicamente cuándo decir “sí” a una oportunidad durante su experimento de un año diciendo “no”:

1) ¿Esta oportunidad encaja con mi agenda de investigación e identidad? De hecho, esta pregunta obliga a evaluar si la oportunidad se alinea con sus objetivos profesionales a largo plazo y con la imagen que quieren construir como investigadores. No se trata solo de hacer cualquier investigación, sino de construir una carrera coherente y significativa.

2) ¿Esto ‘despierta alegría’ (un guiño a Marie Kondo, experta en organización)? Esta pregunta se inspira en la filosofía de Kondo, introduciendo el factor de la pasión y el entusiasmo. Si una oportunidad no genera genuino interés o motivación, probablemente no valga la pena sacrificar otras cosas por ella.

3) ¿Tengo tiempo para hacer un buen trabajo sin sacrificar los compromisos existentes? Con esta pregunta los autores tratan de ser realistas con el tiempo disponible. Aceptar una tarea adicional sin evaluar su impacto en los compromisos previos puede llevar al agotamiento y a un trabajo de menor calidad.

4) ¿La oportunidad deja espacio para mi vida personal? Esta es una pregunta vital que recuerda la importancia del equilibrio entre la vida laboral y personal. Para un bienestar sostenible, es crucial proteger el tiempo dedicado a la familia, el ocio y el descanso.

5) ¿Estoy excepcionalmente calificado para cubrir esta necesidad?” Esta pregunta evita asumir responsabilidades por compromiso o culpa. Si no se poseen las habilidades o el conocimiento específico para una tarea, es mejor dejar que alguien más capacitado la asuma.

En síntesis, las preguntas que crearon los autores guían a los investigadores a tomar decisiones conscientes y estratégicas sobre su tiempo y energía, priorizando su bienestar, sus objetivos a largo plazo y la calidad de su trabajo.

A partir de los resultados de este experimento, podemos llegar a una conclusión tentativa; misma que por cierto debe ser contextualizada en nuestra comunidad científica particular; y en donde deberíamos normalizar el decir “no” mucho más seguido. Además, generar culturas y materialidades en donde quienes estamos ya en posiciones más senior,  entregar a los investigadores herramientas y apoyo para establecer límites que les permitan tener una relación trabajo-vida más saludables. Esto permitiría a los científicos prosperar en sus carreras y realizar investigaciones de mayor calidad sin sacrificar su bienestar y equilibrio vida-trabajo.

Ver el artículo aquí: https://www.nature.com/articles/d41586-022-02325-3